Examen del sistema vascular periférico
El sistema vascular sirve para transportar sangre
oxigenada y nutriente donde sea necesario , sacar el gas carbónico y los
desechos.
Está compuesta por: arterias, venas y ganglios linfáticos.
INSPECCIÓN
Tanto en las extremidades inferiores como en las
superiores, deberán ser examinados desde el punto de vista de la inspección
algunos aspectos como:
– Cambios de coloración.
– Cambios sudorales.
– Cambios tróficos.
– Edema
– Lesiones.
– Extravasaciones hemorrágicas.
– Epidermofitosis.
– Nódulos.
– Circulación colateral.
PALPACIÓN
Por este método el examinador no solamente verifica lo
que se ha referido en la historia clínica del paciente y en los datos de
inspección, sino que añade alguna información que puede ayudar en el
diagnóstico. Para ello debe verificar la presencia de:
– Cambios tróficos.
– Nódulos.
– Flebitis.
– Frialdad.
– Calor.
El examinador debe realizar también el examen de los
pulsos arteriales y de los ganglios.
CAMBIOS TRÓFICOS
Cuando palpamos las partes distales pueden notarse
cambios tróficos de la piel. La tirantez de la piel en la esclerodermia y el
adelgazamiento del tejido celular subcutáneo son con facilidad reconocida.
NÓDULOS
Por lo general se palpan en las extremidades, localizados
a lo largo del trayecto de las arterias. Son pequeños y casi siempre muy
dolorosos. Los nódulos son de gran importancia cuando se plantea la posibilidad
de una periarteritis nodosa. Sin embargo, el diagnóstico no podrá ser
definitivo hasta que no sean reconocidos los signos histológicos de la misma
después de una biopsia. Los nódulos pueden ser detectados en algunos pacientes
con tromboflebitis recurrencial infecciosa y en otras condiciones asociadas a
trastornos vasculares como eritema indurado, vasculitis nodulares y eritema
nodoso.
FLEBITIS
Es claramente evidente cuando las venas superficiales son
las afectadas. En muchos casos las venas profundas están tomadas, y la reacción
inflamatoria no llega a la superficie. En algunos casos de flebitis superficial
podemos palpar la trombosis venosa como una línea de induración de la piel. La
flebitis superficial recurrencial y migratoria está presente en,
aproximadamente un 40 % de los casos de tromboangitis obliterante.
FRIALDAD
La frialdad de la piel es confirmada por la palpación.
Las manos del examinador deberán estar tibias. Se prefiere la cara dorsal de la
segunda falange para esta exploración. Muchos opinan que este síntoma puede ser
explorado satisfactoriamente mediante la palpación, sin necesidad de usar
instrumentos especiales, aunque para mayor exactitud y precisión han sido
construidos instrumentos como el termómetro eléctrico que permite no solo la
obtención exacta de la temperatura cutánea en un sitio determinado, sino
también obtener las diferencias de temperaturas entre este y otro sitio
cualquiera elegido.
Cuando la frialdad es simétrica y bilateral, ella se debe
a una disminución del riego circulatorio, bien sea por una condición vasospástica
o por un trastorno vascular oclusivo. Cuando es un solo dedo el frío, puede
deberse a un marcado grado de vasospasmo persistente o a una condición orgánica
de las arterias. Cuando se trata de áreas locales diseminadas, estas pueden ser
ocasionadas por una condición neurológica.
CALOR
Con frecuencia un paciente puede quejarse de sensaciones
quemantes, pero no necesariamente muestra un aumento de la temperatura de los
pies o de un pie. Cuando la sensación quemante va asociada a una enfermedad
vascular oclusiva, la temperatura superficial está usualmente por debajo de la
normal. Cuando se detecta calor en el curso de un examen, deberá ser excluida
una celulitis o una flebitis. Un incremento en la temperatura de los pies,
particularmente cuando se asocia a un marcado enrojecimiento, sugiere
eritromelalgia.
El hallazgo de una temperatura aumentada en una
extremidad y no en otra, indica un aumento de la actividad circulatoria y en
estos casos debe tenerse presente la posibilidad de la existencia de una fístula
arteriovenosa. SENSIBILIDAD Puede existir cierta sensibilidad a lo largo de las
venas en los casos de flebitis subaguda. Podemos encontrar mayor o menor
sensibilidad a lo largo de las arterias en la periarteritis nodosa.
THRILL
El thrill aparece en pacientes con fístulas
arteriovenosas o aneurismas. Es más rápidamente reconocido en la forma
adquirida de fístulas arteriovenosas
secundarias a heridas por arma de fuego o por arma blanca.
EXAMEN DE LOS GANGLIOS (ADENOPATÍAS)
Los ganglios en la región inguinal deben ser
investigados. Pueden servir de ayuda en algunos casos donde el diagnóstico
diferencial debe hacerse entre una tromboflebitis y una linfangitis. En esta
última afección la adenopatía inguinal satélite es casi constante.
AUSCULTACIÓN
Es otro medio de examen en las enfermedades vasculares
periféricas aunque de menos valor que los precedentes. Es muy útil en la
determinación de soplos en pacientes con fístulas arteriovenosas. En el caso de
existir una hemihipertrofia de una extremidad inferior en un niño en el cual el
diagnóstico es oscuro, el hallazgo de un soplo a nivel de la ingle puede ayudar
a confirmar la sospecha de una fístula arteriovenosa congénita.
La auscultación debe realizarse también para verificar diagnóstico
de aneurisma, mucho más si este se encuentra en la región poplítea. El soplo en
las fístulas arteriovenosas tiene la característica de ser continuo con
reforzamiento sistólico. En los aneurismas se trata de un soplo sistólico puro.
La auscultación de la aorta y del sector iliacofemoral
bilateral permite detectar lesiones estenóticas comenzantes en tales sectores
arteriales, al escuchar soplos de distinta intensidad que ponen de manifiesto
la turbulencia del flujo al pasar por las estrecheces arteriales.
MEDICIÓN
La medida de la circunferencia de las extremidades brinda
cierta información que puede ayudar en el diagnóstico.
En los casos definidos de tromboflebitis, donde el
diagnóstico es obvio, no suele ser tan importante, pero ocasionalmente cuando
el diagnóstico no está muy claro, un aumento en la medida de un miembro puede
inducir la sospecha de una tromboflebitis profunda. En las fístulas
arteriovenosas congénitas la extremidad afectada tiene una tendencia a crecer
más rápidamente; este crecimiento incluye las partes óseas y las partes
blandas. La comprobación de dicha elongación, tiene por consiguiente, gran
valor diagnóstico. La medida de la circunferencia de la pierna o de los muslos
en el curso de una tromboflebitis con marcado edema, puede brindar una
información adicional en cuanto a la evolución de la enfermedad.
En algunos pacientes la arteria puede ser palpada a
cierta distancia más abajo, hasta cerca del canal de Hunter.
Normalmente el pulso femoral es lleno y fuerte. Debemos
encontrarlo disminuido en el arterioespasmo y abolido en todas las oclusiones
aórticas o del sector iliaco correspondiente. En el aneurisma disecante puede
estar disminuido o ausente.
ALTERACIONES DE LA PARED ARTERIAL
Las arterias, en condiciones normales, no ofrecen
resistencia al dedo que las palpa. En los casos de arteriosclerosis se hallan
endurecidas y flexuosas, y se pueden desplazar como si fueran tubos rígidos,
fundamentalmente las arterias humerales. En otras ocasiones encontramos lo que
se denomina arteria en tráquea de pollo, principalmente en la arteria radial,
producida por placas de ateroma, calcificadas o no, separadas por zonas
membranosas.
Cuando palpamos los pulsos arteriales debemos reconocer
las evidencias de esclerosis. Esta puede encontrarse fácilmente si examinamos
el pulso pedio o el radial, no así cuando se trata de vasos profundos. El
endurecimiento de la arteria femoral y la humeral puede ponerse de manifiesto
con un examen cuidadoso. Sin embargo, la presencia de una esclerosis no debe
interpretarse como sinónimo de enfermedad vascular oclusiva, a menos que se
detecten otros síntomas y signos esas partes.
Extremidades superiores
En las extremidades superiores la arteria radial es el
vaso usualmente examinado y el pulso axilar es el que con menos frecuencia se
investiga. Sin embargo, cuando exista la sospecha de un trastorno vascular de
las extremidades superiores, porque el pulso radial se encuentra ausente debido
a una anomalía o a insuficiencia circulatoria, deberá examinarse la arteria
humeral y por último, la arteria axilar. Cuando el pulso radial se encuentra
ausente puede tratarse de una anomalía, siempre que no existan síntomas de
insuficiencia circulatoria.
Entre los trastornos vasculares en que el pulso radial no
es palpable, se deben mencionar:
1. Trastornos vasospásticos.
2. Tromboangiitis obliterante.
3. Endarteritis obliterante.
4. Oclusiones embolicas.
5. Costilla cervical.
6. Síndrome del escaleno anterior.
La ausencia del pulso humeral puede deberse a:
1. Oclusión embolica alta.
2. Arteritis crónica.
3. Trastornos vasospásticos.
Extremidades
inferiores
La importancia de la confirmación de la presencia o
ausencia del pulso poplíteo es evidente cuando estamos frente a un caso de
oclusión embolica y necesitamos precisar el sitio exacto de esta.
El pulso femoral debemos encontrarlo disminuido en el
arteriospasmo y abolido en todas las oclusiones aórticas o del sector iliaco
correspondiente. En el aneurisma disecante puede estar disminuido o ausente.
Alteraciones del Sincronismo
La igualdad en la amplitud del pulso de dos arterias
correspondientes a regiones simétricas del cuerpo, puede modificarse dando
origen a lo que llamamos pulso diferente.
Alteraciones del sincronismo del pulso femoral con el
radial
El pulso femoral y el pulso radial son sincrónicos, por
lo tanto, cuando encontramos un retardo del pulso femoral en relación con el
pulso radial, puede ser originado por la existencia de un aneurisma de la aorta
descendente o de la aorta abdominal. Por el contrario, cuando el pulso femoral
se adelanta en relación con el pulso radial, se debe a una esclerosis de la
aorta descendente o de la aorta abdominal.
Podemos encontrar diferentes alteraciones:
·
Alteraciones de los caracteres de la onda del pulso
·
Alteraciones de la frecuencia
Taquicardia
Bradicardia
·
Alteraciones del ritmo del pulso
·
Alteraciones de la amplitud
·
Alteraciones de la dureza del pulso
·
Alteraciones de la tensión arterial
Pasos a seguir para el examen de las venas del cuello
l. Observe las pulsaciones venosas de la yugular por
varios ciclos cardiacos.
Trate de identificar las ondas a, c y v.
2. Estime la PVC midiendo la altura de la pulsación en la
vena yugular interna.
a) Escoja un punto de referencia estándar desde donde
medir la altura de la pulsación en la vena yugular interna.
El punto de referencia cero, a nivel de la aurícula
derecha, puede ser difícil de determinar con seguridad. Por tanto, use el
ángulo esternal, que está aproximadamente 5 cm por encima de la aurícula
derecha, como punto de referencia.
b) Mida la distancia en centímetros, desde el ángulo
esternal hasta la altura de la vena yugular distendidac) Añada 5 cm al valor
obtenido para una estimación grosera de la PVC.
La PVC normal está 3-5 cm por encima del ángulo esternal,
cuando el tronco está elevado 30°-60°. La elevación de la PVC puede atribuirse
a la insuficiencia cardiaca derecha o izquierda, hipertensión pulmonar, embolia
pulmonar o taponamiento cardiaco.
3. Busque si hay reflujo hepatoyugular.
Cuando la persona se eleva 30°-60°, comprima el cuadrante
superior derecho por 30-60 s con su palma.
El reflujo hepatoyugular es positivo si el nivel del
pulso venoso yugular se eleva con esta maniobra. Haga esta maniobra si usted
sospecha insuficiencia cardiaca derecha. La presión abdominal aumentada
incrementa el retorno venoso hacia el lado derecho del corazón. Si el
ventrículo derecho está comprometido la presión en las venas del cuello
aumentará.
– Edema
– Lesiones.
– Extravasaciones hemorrágicas.
– Epidermofitosis.
– Nódulos.
– Circulación colateral.
Pruebas
1-Prueba
de Perthes
Es
una prueba para explorar la permeabilidad del sistema venoso profundo. Se
coloca un vendaje elástico desde el pie hasta la región poplitea de
tal modo que comprime la circulación venosa superficial, se invita al paciente
a caminar y se observa el comportamiento de las venas existentes por debajo del
torniquete.
Si
las varices se hacen prominentes y el sujeto nota molestias progresivas, ello
indicará que hay una dificultad al retorno venoso profundo al excluirse el
sistema superficial por el torniquete.
Si
las varices no se hacen especialmente prominentes, la maniobra indica una buena
permeabilidad del sistema profundo.
Se
percute en una raíz visible de la pantorrilla y se coloca la mano superior en
el centro del rombo poplíteo. Si el cayado de la safena externa es
insuficiente, se percibe la oleada cada vez que se percute con la misma
intensidad que en el cayado de la safena interna.
Es
una maniobra para la evaluación de un sujeto varicoso. Se utiliza para valorar
la insuficiencia valvular de las perforantes y del cayado de la safena interna
en su desembocadura en la femoral.
La
técnica consiste en colocar tras vaciar las venas superficiales (por elevación
de las piernas con el paciente acostado) un compresor en la raíz del muslo para
comprimir la safena interna por debajo del cayado. Después se indica al enfermo
que se ponga de pie.
Si
las varices se ponen de manifiesto rápidamente, lo harán por rellenarse a
través de comunicantes distintas del cayado de la safena interna y se tratará
de una insuficiencia de las perforantes con válvula del cayado normal. Se dice
que hay un Trendelenburg negativo si
las varices no se rellenan rápidamente, se quita el compresor y si en este
momento se observa un rápido relleno de las mismas por sangre que desciende de
arriba abajo a través del cayado, se trata de una insuficiencia a nivel del
cayado de la safena y será un signo de Trendelenburg positivo.
*Exploración de
la Insuficiencia valvular del cayado de la safena interna y de las perforantes
mediante la prueba de Trendelemburg
Se realiza con
el paciente de pie, se observan las dilataciones varicosas en safena interna.
Con el paciente acostado, se eleva el miembro inferior para vaciar las venas.
Se coloca una tira de goma (ligadura) por debajo del cayado de la safena
interna. El paciente se coloca de pie; se observará la extremidad después de 30
segundos en esta posición, pudiéndose apreciar: Venas colapsadas, que al quitar
la compresión se rellenan rápidamente (insuficiencia del cayado de la safena
interna). Las venas se rellenan antes de los 30 segundos (insuficiencia de las
perforantes) y, al intentar interrumpir la compresión retirando la liga de
goma, aumenta la ingurgitación venosa (insuficiencia del cayado de la safena
interna). Se aprecia relleno venoso de abajo hacia arriba antes de los 30
segundos y no aumenta cuando retiramos la compresión (insuficiencia de las
venas perforantes y normalidad de la válvula del cayado).
Pulsos se las extremidades superior y inferior
EXPLORACIÓN DE LOS PULSOS PERIFÉRICO
La palpación se realiza con la punta de los dedos, en los sitios donde la pared de una
arteria puede ser comprimida sobre un plano óseo o duro, de manera que pueda
sentirse el latido arterial en forma de rebote elástico de la arteria, sincrónico con la
sístole cardiaca, al trasmitirse la presión desde la aorta.
Sitios de palpación:
Áreas donde las grandes arterias están cercanas a la superficie de la piel.
Los pulsos palpables comprenden, a cada lado: temporal, carotideo, axilar, humeral o
braquial, cubital o ulnar, radial, femoral, poplíteo, tibial posterior y pedio o dorsal del
pie.
Técnica cabeza y cuello:
Pulso temporal:
De frente al sujeto, coloque sus dedos índice y corazón de ambas manos sobre
las regiones temporales, justamente por encima y por delante del pabellón
auricular, para palpar ambas arterias temporales superficiales, cuyos latidos
deben tener la misma amplitud y ser sincrónicos.
Pulso carotideo:
Coloque sus dedos índice y corazón en forma de gancho, por dentro del borde
medial del esternocleidomastoideo, en la mitad inferior del cuello y presione
suavemente sobre la arteria carótida. Palpe siempre por debajo de una línea
imaginaria que pase por el borde superior del cartílago tiroideo, para evitar la
compresión del seno carotideo, que se encuentra situado a ese nivel, y que
produce disminución de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial.
Por esta razón, este pulso nunca debe palparse simultáneamente en ambos
lados.
Extremidades superiores:
Pulso axilar:
Eleve el brazo en rotación externa hasta un ángulo de 90° con la pared
torácica.
Palpe en el hueco axilar, sobre una línea que va desde el punto medio de la
clavícula a otro situado bajo las inserciones del pectoral mayor.
Pulso humeral o braquial:
Con el antebrazo del sujeto ligeramente flexionado sobre el brazo, palpe con
los dedos a lo largo del borde interno del bíceps, sobre el tercio inferior del
brazo.
Pulso cubital:
Se palpa en la superficie palmar de la articulación de la muñeca, por arriba y
por fuera del hueso pisiforme.
Pulso radial:
La mano del examinado se coloca ligeramente inclinada hacia dentro y la mano
del observador formando una pinza con los tres dedos medios en la cara
ventral de la muñeca, sobre la corredera del palmar mayor, y el pulgar colocado
en la cara dorsal de la muñeca.
Extremidades inferiores:
Pulso femoral:
Es fácil de encontrar a nivel de la ingle, justamente a la altura del ligamento de
Poupart o en el triángulo de Scarpa.
Pulso poplíteo:
Se palpa en la región poplítea. Se encuentra fácilmente flexionando la pierna
sobre el muslo, con el sujeto en decúbito prono.
Pulso tibial posterior:
Debe ser buscado en el canal retromaleolar interno.
Pulso pedio:
Puede ser localizado en el dorso del pie por fuera del tendón del extensor
propio del 1º dedo. Se utilizarán 2 ó 3 dedos para buscar el pulso.
Puede estar ausente en un 5 a un 10% de casos considerados normales y por el contrario, se puede hallar un buen pulso pedio en una aterosclerosis.
Pulsos se las extremidades superior y inferior
EXPLORACIÓN DE LOS PULSOS PERIFÉRICO
La palpación se realiza con la punta de los dedos, en los sitios donde la pared de una
arteria puede ser comprimida sobre un plano óseo o duro, de manera que pueda
sentirse el latido arterial en forma de rebote elástico de la arteria, sincrónico con la
sístole cardiaca, al trasmitirse la presión desde la aorta.
Sitios de palpación:
Áreas donde las grandes arterias están cercanas a la superficie de la piel.
Los pulsos palpables comprenden, a cada lado: temporal, carotideo, axilar, humeral o
braquial, cubital o ulnar, radial, femoral, poplíteo, tibial posterior y pedio o dorsal del
pie.
Técnica cabeza y cuello:
Pulso temporal:
De frente al sujeto, coloque sus dedos índice y corazón de ambas manos sobre
las regiones temporales, justamente por encima y por delante del pabellón
auricular, para palpar ambas arterias temporales superficiales, cuyos latidos
deben tener la misma amplitud y ser sincrónicos.
Pulso carotideo:
Coloque sus dedos índice y corazón en forma de gancho, por dentro del borde
medial del esternocleidomastoideo, en la mitad inferior del cuello y presione
suavemente sobre la arteria carótida. Palpe siempre por debajo de una línea
imaginaria que pase por el borde superior del cartílago tiroideo, para evitar la
compresión del seno carotideo, que se encuentra situado a ese nivel, y que
produce disminución de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial.
Por esta razón, este pulso nunca debe palparse simultáneamente en ambos
lados.
Extremidades superiores:
Pulso axilar:
Eleve el brazo en rotación externa hasta un ángulo de 90° con la pared
torácica.
Palpe en el hueco axilar, sobre una línea que va desde el punto medio de la
clavícula a otro situado bajo las inserciones del pectoral mayor.
Pulso humeral o braquial:
Con el antebrazo del sujeto ligeramente flexionado sobre el brazo, palpe con
los dedos a lo largo del borde interno del bíceps, sobre el tercio inferior del
brazo.
Pulso cubital:
Se palpa en la superficie palmar de la articulación de la muñeca, por arriba y
por fuera del hueso pisiforme.
Pulso radial:
La mano del examinado se coloca ligeramente inclinada hacia dentro y la mano
del observador formando una pinza con los tres dedos medios en la cara
ventral de la muñeca, sobre la corredera del palmar mayor, y el pulgar colocado
en la cara dorsal de la muñeca.
Extremidades inferiores:
Pulso femoral:
Es fácil de encontrar a nivel de la ingle, justamente a la altura del ligamento de
Poupart o en el triángulo de Scarpa.
Pulso poplíteo:
Se palpa en la región poplítea. Se encuentra fácilmente flexionando la pierna
sobre el muslo, con el sujeto en decúbito prono.
Pulso tibial posterior:
Debe ser buscado en el canal retromaleolar interno.
Pulso pedio:
Puede ser localizado en el dorso del pie por fuera del tendón del extensor
propio del 1º dedo. Se utilizarán 2 ó 3 dedos para buscar el pulso.
Puede estar ausente en un 5 a un 10% de casos considerados normales y por el contrario, se puede hallar un buen pulso pedio en una aterosclerosis.
Pulso tibial posterior
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